domingo, 19 de mayo de 2013

DAFNE Y APOLO

"A DAFNE YA LOS BRAZOS LE CRECÍAN"


1. Apolo, el dios del sol y de la música, era un gran cazador. Una vez quiso matar a la temible serpiente Pitón que se escondía en el monte Párnaso. Habiéndola herido con sus flechas, la siguió, moribunda, en su huída hacía el templo de Delfos. Allí acabó con ella mediante varios disparos de sus flechas. Delfos era un lugar sagrado donde se pronunciaban los oráculos de la Madre Tierra. Hasta los dioses consultaban el oráculo y se sintieron ofendidos de que allí se hubiera cometido un asesinato. Querían que Apolo reparase de algún modo lo que había hecho, pero Apolo reclamó Delfos para sí. Se apoderó del oráculo y fundo unos juegos anuales que debían celebrarse en un gran anfiteatro, en la colina que había junto al templo. Orgulloso Apolo de la victoria conseguida sobre la serpiente Pitón, se atrevió a burlarse del dios Eros por llevar arco y flechas siendo tan niño. Irritado, Eros se vengó disparándole una flecha de oro, que le hizo enamorarse de la ninfa Dafne locamente, mientras a esta le disparó otra flecha, esta de plomo, que le hizo 
odiar el amor y especialmente el de Apolo. Dafne era una ninfa cazadora consagrada a Ártemis, y por lo 
tanto, rechazaba cualquier tipo de amor masculino, y, por supuesto, no quería casarse.

De tal modo, el enamorado Apolo persiguió locamente a Dafne. Mientras, ella huía de él. Pero, poco a poco, Apolo fue reduciendo distancias y cuando iba a darle alcance, y se encontraba ya cansada, Dafne pidió ayuda a su padre, el río Peneo de Tesalia. Apenas había concluido la súplica, cuando todos los miembros se le entorpecen: sus entrañas se cubren de una tierna corteza, los cabellos se convierten en hojas, los brazos en ramas, los pies, que eran antes tan ligeros, se transforman en retorcidas raíces, ocupa finalmente el rostro la altura y sólo queda en ella la belleza. Este nuevo árbol es, no obstante, el objeto del amor de Apolo, y puesta su mano derecha en el tronco, advierte que aún palpita el corazón de su amada dentro de la nueva corteza, y abrazando las ramas como miembros de su cariño, besa aquél árbol que parece rechazar sus besos.

2. El tema del soneto es el amor imposible e inalcanzable que le provoca dolor a Apolo, pues ve como su amada se convierte en laurel y no va a poder estar con ella nunca más. El tema se desarrolla en el poema mediante la descripción de la metamorfosis de Dafne en laurel durante los dos cuartetos, y sobre todo se intensifica en los tercetos donde el autor se hace pasar por Apolo, y muestra la angustia y el dolor que siente. 

3. Los tópicos que aparecen son el de amada como enemiga, pues aunque Apolo está enamorado de ella Dafne no siente lo mismo, sino al contrario, huye de él.También aparece el de la belleza femenina ("los cabellos que al oro escurecían", "tiernos miembros", "blancos pies").

4. Los verbos se encuentran en pretérito imperfecto y el aspecto es imperfectivo, lo que significa que la acción aún no ha acabado y esa es al sensación que nos transmite Garcilaso. Mientras leemos el poema, aparece en nuestra mente la metamorfosis de Dafne, paso a paso, y todo parece real como si estuviera pasando en ese mismo instante.

5. Las figuras literarias que aparecen en este poema son el hipérbaton ("A Dafne ya los brazos le crecían") utilizado para expresar más intensamente la transformación; el epíteto ("verdes hojas", "áspera corteza"); la hipérbole (v.4 los cabellos oscurecen al oro) que expresa exageradamente paso a paso la transformación; la aliteración (de la r, la ce y al s) que favorece la musicalidad del poema; el paralelismo y sobre todo el quiasmo, tanto de estructuras como de los significados. También aparecen encabalgamientos en los tercetos; la anáfora (¡Oh!) y por último, la entonación exclamativa. 

6.  DAFNE Y APOLO, Peter Paul Rubens
                                     
                                       


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